Virando al azul

Traemos aquí un maravilloso efecto descubierto por la gran observadora Eva Perales Ruiz. Se trata del efecto de la luz solar sobre los colores impresos. Eva descubre el efecto en un libro, "Observar El Cielo", parte del cuál estaba protegido de la luz solar, concretamente desde el extremo inferior hasta el final de la palabra "Observar" en el lomo, mientras que otra parte, desde el artículo "El" hasta la parte superior, estuvo mucho tiempo expuesta al sol. Puede apreciarse que la parte expuesta al sol ha perdido la coloración, adoptando un tono azulado.  


Desde esa primera observación, que tuvo la gran amabilidad de compartir conmigo y descubrirme el efecto, lo hemos empezado a ver en muchas otras partes, como suele ser el caso cuando uno descubre un nuevo efecto óptico. Y nos lo podemos encontrar en un paseo cualquiera por un ámbito urbano común, como son los ejemplos siguientes de anuncios expuestos al sol en la vía pública, en carteles y pósteres de publicidad y anunciadores de eventos. 




Pongo a continuación dos ejemplos personales, un póster con una foto aérea de Toledo y una imagen de calendario, que mantengo detenido en julio de 2009 cuando falleció mi padre, con una imagen de Navia de Suarna, en Lugo. Ambas imágenes han estado lustros expuestas al sol inclemente, que por otro lado bendice mi modesto hogar. Los efectos son claros como se descubre comparando el resultado con lo que eran las imágenes originales antes de ser expuestas a la luz, o lo más parecido que he encontrado. De hecho, el resto de meses del calendario conservan la policromía en sus imágenes.





No es un fenómeno sencillo, y dar cuenta de ello con rigor nos llevaría por unos caminos químicos que no hemos transitado nunca. Pero creo que a pesar de ello todavía podemos decir algo bonito e interesante. 

La luz lleva energía, y por ello es capaz de inducir cambios en los objetos iluminados, como puede corroborar nuestra propia piel. La naturaleza de esos cambios son sensibles a la parte del espectro que ocupe la radiación luminosa, es decir, dependen del color. 

En este sentido, en general, la radiación más eficaz en producir cambios estructurales, es decir cambios en la composición de un material, es la radiación ultravioleta, siendo su pariente más cercano en el visible la luz violeta y azul. Esto es debido a que la dinámica electrónica, que es en definitiva la responsable última de las propiedades químicas de la materia, suele tener frecuencias naturales o de resonancia en el ultravioleta, y por lo tanto es más sensible a luz con ese contenido en frecuencias.  Por contra, la radiación infrarroja de menor frecuencia, siendo el color rojo su pariente más cercano en el espectro visible, es menos efectiva en inducir cambios estructurales y más propensa a producir simplemente calor, por estar sus frecuencias más próximas a las frecuencias naturales de vibración de los átomos en moléculas y redes. 

Pensemos ahora en una imagen que presenta zonas de diversos colores, que lo son porque contienen distintos pigmentos. Pensemos en dos colores extremos, una zona azul y otra roja. La zona roja presenta ese color porque deja pasar el rojo y absorbe el azul. Y por ello, por absorber el azul, las partes rojas serán las más afectadas en su composición y propiedades por la luz solar, y por lo tanto las más propensas a degradarse. Por contra, la zona azul lo es porque deja pasar el azul y absorbe el rojo, mucho más amigable. Por ello esos pigmentos se alteran mucho menos que los otros, y con el tiempo son los únicos que sobreviven a las duras condiciones de exposición a nuestra querida estrella tan cercana.  











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