Como el rayo
Pocas manifestaciones de la luz tan espectaculares como los rayos de una tormenta, tan esquivos como llenos de fuerza, que atraviesan nuestro ser hasta los propios cimientos de nuestro andar como humanos en un mundo al que sólo nos acercábamos de la mano de los mitos.
Lo acompañan como testigos lo que parecen dos ejemplo de difracción de la luz de dos farolas. Se ve la difracción en ellas y no en el rayo debido a la diferencia de intensidades, la difracción no deja de ser un fenómeno débil.
Imagen facilitada por el muy querido y contribuidor necesario a este blog: Víctor Rufo Pastor.
No podemos resistir la tentación de añadir un rayo casero, producido en una bola de plasma, con la satisfacción añadida a la belleza del fenómeno de haber sido inventada por el gran grandísimo Tesla.
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