No somos Newton


Aprovechando que por una esquina de una persiana que nos protegía del sol veraniego se colaba un tubito de luz hemos querido replicar el famoso experimento del gran, grandísimo Newton. En el camino del haz de luz hemos puesto un prisma casero, hecho con un vaso de agua que inclinábamos al paso de la luz. Esperábamos ver en el suelo el espectro de la luz solar desplegado por las refracción dispersiva en el sistema agua-vidrio. 

Aquí se muestra la ventana, la mancha de luz circular en el suelo y nuestro proto-prisma.


Ni nos acercamos al peor de los Newtons. Fracaso total. 😫

Pero a cambio encontramos un despliegue de belleza y color como se muestra en la imagen que encabeza esta entrada y en las que siguen, como combinación de dos efectos ópticos. 

Por un lado las cáusticas, como zonas de concentración de la luz dibujando sobre la superficie una delicada e intrincada filigrana, más allá de la imaginación de cualquier orfebre. Cada irregularidad en una superficie se convierte en una microlente que focaliza la luz por su cuenta. 

Por otro lado la dispersión, es decir la distinta vida que cada color vive en la materia. En cada imagen se puede apreciar en forma de sombra la forma de vaso y de la mano que lo sostiene.

Como siempre le animamos a buscar más imágenes de ejemplos cotidianos de estos efectos en nuestra web descargable, en particular en las entradas [un prisma para Goethe y cáusticas]:  














 

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