
Estamos acostumbrados a cielos rojos y azules. Por continuidad del espectro una podría pensar que en algún momento sería posible ver el color verde en el cielo con la misma frecuencia que vemos azul y rojo, que son todos los días despejados. Pues resulta que es muy raro ver claramente algún fragmento de cielo verde. Tras años de observación u búsqueda finalmente he sido capaz de dar con un método de encontrarlo prácticamente cada amanecer de cielo despejado, correctamente situado entre el rojo y el azul como ilustra la foto anterior.
Estamos antes del amanecer, el cielo está bajo el horizonte, pero muy cerca del horizonte, de forma que la luz es casi rasante. La luz del sol ausente bajo el horizonte ilumina a la vez las capas bajas, intermedias, y altas de la atmósfera. Como es rasante la luz que llega a las capas bajas ha atravesado mucha atmósfera, por lo que es predominantemente roja,. Por ello esa parte de la atmósfera cerca del horizonte nos envía luz predominante roja. Análogamente en la capa intermedia la capa de aire atravesada es menor con lo que subsiste algo de verde, y como el verde es mucho más esparcido que el rojo la luz que nos llega de la parte intermedia de la atmósfera tiene esa tonalidad verde. Finalmente en la parte más alta, la capa de aire atravesada es todavía menor, queda algo de azul que es el preferido para que nos lo envíen las moléculas del aire así iluminadas.
No parece posible ver el verde durante el día, la luz que llega a todas las partes del cielo es esencialmente blanca. De todos los colores de la luz blanca, el que es más absorbido y luego dispersado por la atmósfera en todas direcciones es el azul, por eso el azul de cielo. El dual de esto es el rojo en el ocaso y amanecer, por extinción del azul tras haber sido dispersado.
Los siguientes ejemplos son ya de la aparición del verde en los ocasos, primeros de Alemania y segundos de España.
Una maravillosa imagen muy ilustrativa del fenómeno cortesía de la muy querida Laura Ares Santos, poniendo una maravillosa nube precisamente en esa franja verde, para mayor gloria del fenómeno. La imagen tiene un encuadre magnifico que he querido conservar aun dando el mayor protagonismo al efecto en cuestión.
Y otras tres imágenes de poderosos encuadres llenas de verde cielo madrileño, de la gran grandísima Sara Fernández Núñez.
Añadimos aquí con gusto la entrada dedicada a este fenómeno en la extinta web original del proyecto, felices de que el tiempo nos ha aportado más y más evidencias de un fenómeno tan hermoso.

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