Glorioso

julio 25, 2022

Glorioso

Maravilloso ejemplo de gloria, cortesía de Pablo López, Alicia Valle y Nilo Mata, en el camino de Santiago. Las glorias son una especie de coronas pero formada por reflexión en lugar de transmisión. La forma de encontrarlas es situarse con el sol en el cogote mirando la formación de nuestro sombra sobre un banco de nubes, lo que normalmente nos lleva a las montañas, o más fácil desde un avión.

Parece que cada uno es capaz de ver sólo su propia gloria y no podemos ver la de los demás. Se dice que este pudiera ser el origen de los aros coloreados que se suelen pintar en torno a la cabeza de personajes sagrados en la iconografía religiosa.

He tenido la enorme suerte de ver una de estas glorias. Ascendía con gusto por una ladera de fuerte pendiente cuando vi acercarse por el valle una nube por debajo de la altura a la que yo estaba. De repente vi sobre el valle un mosaico fragmentado de colores productos por la gloria en los jirones de nube, pero que para entonces, sorprendido como estaba, todavía no había dado con su origen físico. Era mágico, pensé que me había muerto y entraba en el paraíso de luz reservado para los elegidos por la óptica. Con la llegada del cuerpo de la nube la gloria se estableció en su forma, en toda su gloria, lo que me permitió identificarla, observando hasta círculos secundarios.

Una ocasión muy apropiada para ver glorias es volando. Reserve su asiento de forma que sea ventanilla del lado opuesto a donde esté el sol para que pueda ver la sombra del avión sobre las nubes. Si la ocasión es propicia, y lo es casi siempre, verá la sombra del avión, rodeada de su gloria. Una gloria verlo. Las siguiente imágenes son cortesía de Julia Sotomayor Susín, gran contribuidora a este blog, donde se aprecia con toda claridad la forma de la sombra del avión en el centro de la gloria.